Bad Bunny: el reguetón es más político de lo que piensas

El primer paso antes de escribir sobre reguetón y política es advertir de un malentendido muy frecuente: demasiada gente piensa que el contenido disidente de una canción está solamente en su letra –el famoso «mensaje»– y en la militancia política del artista que la canta. Este es un concepto muy anticuado, que queda desmentido en la historia del reguetón: su mayor carga política reside en el uso de los cuerpos como instrumentos de placer. La lógica podría ser la siguiente: si el sistema me exprime de lunes a viernes en trabajos físicos –Bad Bunny, por ejemplo, era reponedor de supermercado–, yo tengo mi revancha durante el fin de semana buscando el placer con la misma intensidad con la que me explotan. Tampoco es algo nuevo, sino una versión caribeña y macarra de lo que hacia Tony Manero en «Fiebre del sábado noche» (1977). 

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Author: Víctor Lenore

19 enero, 2025